La relación de Living Stream Ministry con el ministerio y la obra

Así como hay una distinción definida entre Living Stream Ministry (LSM) y las iglesias locales, también hay una distinción importante entre LSM, el ministerio y la obra en el recobro. En un sentido amplio, la Biblia utiliza la palabra ministerio para referirse al servicio que el pueblo de Dios le rinde a Él. Sin embargo, en algunos pasajes las expresiones el ministerio o este ministerio se usan más particularmente para referirse al servicio de quienes abren la revelación divina y suministran a las iglesias las riquezas de la Palabra de Dios mediante la enseñanza de los apóstoles (Ef. 4:12; 1 Ti. 1:12; 2 Co. 4:1; 3:6; Hch. 2:42; Tit. 1:9). La obra se refiere a la predicación del evangelio y el levantamiento de iglesias locales para el aumento y la propagación del testimonio del Señor en el mover de la economía de Dios en la tierra (Hechos 13:2). LSM no ejerce liderazgo ni en la obra ni en el ministerio. Más bien, LSM es un servicio levítico que sirve directamente al ministerio y coopera con la obra. LSM no dirige ni controla la obra ni el ministerio, aunque algunos disidentes fomentan ese malentendido. Si vemos que el ministerio y la obra son distintos de LSM, evitaremos mucha confusión, lo cual es contrario a la naturaleza de nuestro Dios (1 Co. 14:33, 40). El Nuevo Testamento muestra que el ministerio y la obra iniciados por Dios se llevan a cabo de una manera ordenada y absolutamente de acuerdo con Su disposición divina (cfr. Mr. 6:7-11; Lc. 10:1; Hch. 6:1-4, 13:2-3, 6-7).

Witness Lee dijo que él estableció Living Stream Ministry, para “publicar los mensajes en forma de libro y distribuir estos mensajes en cintas de video y de audio» (Una palabra oportuna, pág. 42). Lo describió como: «un servicio levítico que sirve a mi ministerio para publicar la palabra de Dios en imprente y por medio de cintas de video y audio» (42). Aunque ha habido muchos avances tecnológicos, hasta el día de hoy el papel de LSM sigue siendo el de editor y distribuidor del ministerio. Para apoyar esta función, facilita la divulgación del ministerio prestando servicios prácticos en la realización de entrenamientos y conferencias (para una descripción más completa, véase: «La relación entre Living Stream Ministry y las iglesias locales»). Todas estas funciones tienen la naturaleza de un servicio levítico. En el Antiguo Testamento, los levitas se dedicaban al servicio de Dios, pero había una distinción definida entre los que ofrecían el servicio práctico en el atrio exterior y los sacerdotes que ministraban en el santuario (Ez. 44:11, 15-16). Los levitas servían bajo la supervisión de los sacerdotes (Nm. 3:32; 4:19, 27-28, 33). De la misma manera, la carga del ministerio y la obra en el recobro, incluyendo la ministración de la palabra en entrenamientos y conferencias, y el levantamiento, visita y fortalecimiento de las iglesias locales, no es llevada a cabo por LSM sino por los colaboradores compenetrados.

La experiencia del hermano Lee con el hermano Nee le mostró la necesidad de entidades que publicaran y distribuyeran el ministerio. A éstas las llamó «estaciones ministeriales», que son para las iglesias, el ministerio y la obra del Cuerpo orgánico de Cristo, pero distintas de ellos. Por ejemplo, al hablar del Taiwan Gospel Book Room, que publica el ministerio en chino, el hermano Lee hizo una distinción definida entre el ministerio mismo y una estación ministerial que le sirve:

La estación ministerial se compone de los levitas que sirven al ministerio. Todos debemos ver que el hecho de que las iglesias en la tierra hoy puedan ser establecidas y suplidas se debe totalmente a este ministerio. Y este ministerio puede propagarse, en su mayor parte, debido a la ayuda prestada a través del servicio levítico en la estación ministerial. Supongamos que durante estos veinte años me hubiera ido a Estados Unidos y no hubiera habido edición de publicaciones, cintas de casete o cintas de vídeo. En ese caso, la propagación del ministerio se habría reducido a más de la mitad. La expansión de este ministerio depende no sólo de la eficacia del ministerio en sí, sino también de la eficacia manifestada por la coordinación entre la obra de los levitas en la estación ministerial y el ministerio. (Words of Training for the New Way [Palabras de entrenamiento para la nueva manera], vol. 1, págs. 26-27)

El ministerio es una cosa, y las estaciones ministeriales que lo sirven son otra; no son sinónimos. «El ministerio» no significa, y nunca ha significado, Living Stream Ministry. Más bien, «el ministerio» se refiere al ministerio único del Nuevo Testamento. Además, el liderazgo en el ministerio en el recobro del Señor es en realidad la enseñanza de los apóstoles, como una revelación que controla, llevada a las iglesias a través de aquellos colaboradores que han sido constituidos con una porción y función particulares para ministrar Cristo, sacar a la luz la revelación de la Biblia concerniente a la economía de Dios, y perfeccionar a otros para la edificación del Cuerpo de Cristo (Hch. 1:17; 6:4; 1 Ti. 1:12; Ef. 3:9; 4:11-12, 16).

El ministerio y la obra dependen directamente del Espíritu Santo

El Cuerpo de Cristo es un organismo constituido con la vida divina. Mientras que las iglesias locales son las expresiones del Cuerpo, el ministerio y la obra son la actividad del Cuerpo al servicio de las iglesias para fomentar el crecimiento y la propagación. La organización humana es tan ajena al ministerio orgánico y la obra del Cuerpo, como lo es a las iglesias locales como expresiones vivientes del Cuerpo. El Cuerpo es el principio básico de las iglesias, el ministerio y la obra, y los tres, estando orgánicamente relacionados, están bajo la Cabeza, Cristo. El modelo bíblico establecido en Hechos 13 es inequívoco. Bernabé y Pablo fueron apartados para la obra por los hermanos en Antioquía y procedieron con la obra divinamente sancionada de levantar y establecer iglesias locales sin ninguna dirección de la iglesia en Antioquía, ni mucho menos de ninguna organización hecha por el hombre (Hch. 13:2-4). El hermano Nee señala:

La única crónica de las Escrituras en cuanto al envío de apóstoles se encuentra en Hechos 13, y allí vemos que son los profetas y los maestros quienes los apartan para su ministerio. Las Escrituras no proporcionan precedente para la separación y el envío de hombres por uno o más individuos, ni por una misión u organización; aun el envío de obreros por una iglesia local es una cosa desconocida en la Palabra de Dios. El único ejemplo que se nos da es la separación y el envío de apóstoles por los profetas y maestros. (La vida cristiana normal de la iglesia, pág. 51)

La separación de Pablo y Bernabé de la iglesia en Antioquía para la obra indicaba que sus actividades debían estar absolutamente bajo la dirección del Espíritu (16:6-7). Del mismo modo, los que toman la delantera en el ministerio o en la obra en el recobro hoy en día no lo hacen bajo la dirección de cualquier organización o iglesia local. Este principio ayuda a garantizar que los colaboradores que llevan la carga del ministerio y la obra entre las iglesias permanezcan directa e íntimamente bajo la dirección del Espíritu, sin verse limitados simultáneamente por las necesidades, intereses o preocupaciones particulares de ninguna entidad controladora. También asegura que su ministerio y su obra no sean sectarios sino universales, no para edificar una organización sino para el beneficio de todo el Cuerpo de Cristo. El Hermano Nee continúa:

Al enviar de Antioquía a Bernabé y a Saulo, los profetas y maestros no representaban una “iglesia” o misión; representaban el ministerio del Cuerpo. Ellos no eran la iglesia entera; solamente eran un grupo de siervos de Dios. Ellos no llevaban ningún nombre especial, no estaban regidos por ninguna organización especial, y no estaban sujetos a reglas establecidas. Sencillamente, ellos se sometieron al control del Espíritu y apartaron a aquellos a quienes Él había apartado para la obra a la cual Él los había llamado. (pág. 53)

Mantener distinciones en la práctica

En el recobro del Señor, los colaboradores no actúan bajo la dirección de LSM ni en la obra ni en el ministerio. Más bien, ciertos hermanos que funcionan en el ministerio buscan juntos al Señor para Su hablar actual a las iglesias, y es en la comunión de los colaboradores compenetrados que se busca la carga actual para la obra, directamente del Señor. Según su función, estos hermanos están, como Pablo y sus colaboradores, separados de cualquier iglesia local u organización, pero no son independientes unos de otros, pues son, por definición, los que colaboran entre sí unos con otros y con el Señor en el único ministerio y la única obra para la edificación del Cuerpo de Cristo (1 Co. 3:6-9; 16:10; 2 Co. 6:1).

La Biblia ofrece ejemplos de hermanos que desempeñan su función en múltiples capacidades. Pedro y Juan, por ejemplo, eran apóstoles y ancianos (1 P. 1:1; 5:1; Mt. 10:2; 2 Jn. 1). Lo mismo ocurre hoy en día. Un hermano puede ser un anciano en una localidad, un colaborador y un servidor en LSM al mismo tiempo. Así como el servicio de un anciano está circunscrito por su localidad, cada papel en el que un hermano sirve tiene su propia esfera con su propio límite. Aunque un colaborador también sea anciano o tenga responsabilidades en LSM, su función como anciano permanece en la esfera de su localidad, y su función como servidor en LSM permanece en la esfera de LSM. A la inversa, en la comunión de los colaboradores tales hermanos no funcionan en su papel de ancianos o como servidores de LSM; más bien, funcionan de acuerdo a su papel en el ministerio y la obra en el recobro. Es incorrecto atribuir acciones tomadas por los colaboradores a LSM o asumir que LSM dirige a los colaboradores en la obra o a los ministros en su servicio en el ministerio. Aunque LSM existe para servir y facilitar el ministerio a las iglesias y se le puede pedir que apoye la obra, sigue siendo distinta tanto del ministerio como de la obra. Los santos que no mantienen las distinciones apropiadas en sus conceptos o en su manera de hablar pueden fomentar malentendidos que Satanás puede usar para sembrar disensión y finalmente división. Del mismo modo, los que sirven en múltiples capacidades deben esforzarse por mantener estas distinciones para evitar la confusión y el desorden. Este esfuerzo preserva el ministerio y la obra bajo la guía directa del Espíritu Santo para el beneficio de todas las iglesias locales producidas por la obra y suplidas por el ministerio para su edificación orgánica como el Cuerpo de Cristo como la meta de Dios en esta era.

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