Nuestra elección basica

Después de conducir a los hijos de Israel al umbral de la buena tierra, Moisés relató largamente su historia, incluyendo acontecimientos tanto negativos como positivos, así como la revelación de Dios a través de Sus leyes y estatutos. Al final de su hablar, Moisés dijo: “Llamo por testigos hoy contra vosotros a los cielos y a la tierra: te he puesto delante de la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas, tú y tu descendencia” (Dt. 30:19). Refiriéndose a las palabras de Moisés en los versículos en este pasaje, el hermano James Lee dijo:

Después de darles a conocer todo, les hizo un repaso del pasado y les indicó cuál sería el futuro. Él puso delante de ellos todo el consejo de Dios, poniendo delante de ellos la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Luego les dijo: “Escoge, pues, la vida” (v. 19). Él no podía escoger por ellos. (“La vida y la bendición bajo el gobierno de Dios”, Estudio de cristalización de Deuteronomio, pág. 375)

A medida que buscamos seguir a nuestro Señor para poseer plenamente a Cristo como nuestra buena tierra, para edificar la habitación de Dios y establecer Su reino, estas palabras tienen un gran significado para nosotros hoy. La carga de Moisés se basaba en todo lo que él registró en el Pentateuco. Esa historia incluía no solo la obra gloriosa de Dios en medio de Su pueblo, sino también los repetidos fracasos y rebeliones de Israel contra Dios y Sus representantes. En esta coyuntura crítica, registrada al final de sus escritos, Moisés dio la carga a la nación de Israel que eligiera la vida. Esta elección se encuentra en el corazón de las Escrituras. La palabra de Moisés dejó claro que lo que eligieran los israelitas determinaría su futuro. Del mismo modo, lo que elijamos hoy determinará nuestro futuro con el Señor. Cada uno de nosotros debe elegir entre la vida y la muerte.

El comienzo de los escritos de Moisés muestra que la elección básica que fue puesta frente al hombre es entre el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal, cuyo fruto es la muerte (Gen. 2:9; 3:1-6). El repaso que Moisés hace de la historia de Israel y de la ley nos remite a la misma elección entre la vida y la muerte (Dt. 30:15, 19). Más aun, toda la Biblia termina con la muerte y el Hades, el lugar de muerte, siendo arrojados al lago de fuego y con una promesa del disfrute del árbol de la vida y un llamado para todos aquellos que están sedientos a venir y tomar gratuitamente del agua de la vida (Ap. 20:14; 22:17).

La puerta estrecha y el camino angosto

En Mateo 7:14, el Señor Jesús dijo: “Estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. La puerta aquí es la entrada al camino. Empezamos al entrar a través de la puerta estrecha, al escoger ser gobernados no por lo que es correcto o incorrecto, sino por la vida. Continuamos en el camino angosto al caminar de acuerdo con la elección que hicimos de entrar a través de la puerta estrecha, es decir, buscamos vivir y caminar por el Espíritu de vida (Gá. 5:25; Ro. 8:2). Aquellos que viven en fracasos reales o percibidos, propios o ajenos, nunca han entrado por la puerta estrecha o han abandonado el camino angosto.

Mateo 7:15-20 dice que algunos hablarán falsedades para engañar al pueblo de Dios para que no permanezca en el camino angosto. Estos versículos también nos dicen cómo discernir a los que hablan tales palabras: “Por sus frutos los conoceréis” (vs. 16a, 20). El hermano Lee nos dijo: “todos los cristianos están acostumbrados a que lo dicho por otros influya en ellos. Un orador elocuente con palabras engañosas puede seducir a muchos. No escuche mensajes elocuentes o palabras engañosas; al contrario, espere y vea qué clase de fruto se produce” (Estudio vida de Mateo, pág. 302).  Nos aconsejó que usáramos la puerta estrecha y el camino angosto como medida: “Muchos cristianos dicen estar en lo correcto con respecto a ciertos asuntos. Pero no debiéramos prestar mucha atención a lo que dicen, sino que debemos ponerlos a prueba en conformidad con la puerta estrecha y el camino angosto”. (El reino, 2da ed., págs. 352-353). Quienes utilizan sin restricción el Internet y las redes sociales para lanzar acusaciones temerarias sin tener en cuenta los hechos ni el daño infligido a los demás no superan esta prueba.

Debemos desarrollar un fuerte sentir de vida para discernir la fuente y naturaleza de las palabras de los hombres (Ro. 8:6). Las palabras de vida producen unidad (Ez. 37:1-14), pero las palabras de muerte resultaran en división. El fruto de aquellos que atacan el ministerio y el liderazgo en el recobro del Señor, a pesar de que usen palabras engañosas, es muerte y división. El resultado de sus palabras testifica que ellos han rechazado el camino angosto que conduce a la vida.

La bendición de vida en el terreno de la unidad

Existe otro factor crítico que determinará si permanecemos en vida o en muerte. Salmos 133 muestra que el Señor otorga la bendición de vida a aquellos que habitan juntos en unidad. Comienza: “¡Mirad cuan bueno y cuan agradable es habitar los hermanos en unidad!” (v. 1). Y termina con la declaración del salmista: “Porque allí ordenó Jehová la bendición: la vida para siempre” (v. 3). Esta vida es el mismo Dios Triuno, quien como el Espíritu es la bendición todo-inclusiva del evangelio (Gá. 3:4; Ef. 1:3). Disfrutar de la bendición de vida es tener el amor de Dios, la gracia de Cristo y la comunión del Espíritu Santo (2 Co. 13:14). Perder la bendición de vida es abandonar todas estas cosas en nuestra experiencia. Esta es la razón por la cual causar discordia y división es tan grave (Pr. 6:12-19). Aquellos que fomentan división han perdido la bendición de vida, lo que significa que han perdido a Dios en su experiencia. Debemos ser aquellos que escogen la vida para mantener la unidad del Espíritu (Ef. 4:3), de modo que permanezcamos bajo la bendición de vida ordenada.

Los ataques del enemigo contra la iglesia

La obra de Dios se centra en la iglesia, así que el ataque Satanás se enfoca allí también. El Señor dijo que las puertas del Hades asaltarían a la iglesia, pero no prevalecerían (Mt. 16:16b). La palabra del Señor muestra que Satanás ataca a la iglesia principalmente con la muerte. Watchman Nee llamó a la muerte “la última arma que Satanás utiliza para atacar a la iglesia” (CWWN, vol. 44, pág. 882). Si nos damos cuenta de cuán crítico es el crecimiento en vida de los creyentes para la edificación de la iglesia, entenderemos por qué (Col. 2:19; Ef. 4:13-16).

Para resistir el ataque de la muerte necesitamos entender como Satanás opera. En Génesis 3:1 el vino sutilmente a Eva y le preguntó: “Es cierto que Dios ha dicho: ¿No comeréis de ningún árbol del huerto?”. En pocas palabras, él cuestionó la palabra de Dios y, por extensión, el corazón de Dios para con Adán y Eva. Luego incitó a Eva a desconfiar de la palabra de Dios y a participar de lo que Dios había prohibido, el árbol del conocimiento del bien y del mal (vs. 4-6). La obra de Satanás progresa desde insertar un pensamiento negativo en la mente, hasta enardecer o aplacar las emociones, y así llevar a la voluntad a elegir lo que es contrario a Dios. Hoy el blanco de sus ataques es a menudo aquellos a quienes el Señor ha dado responsabilidad, ya sea en Su ministerio o en la iglesia. Los espíritus de aquellos que reciben tales ataques están en una condición de muerte y sus corazones son fríos para con el ministerio y el liderazgo en las iglesias, luego para con la iglesia, y en última instancia para con el Señor mismo. Así Satanás logra su objetivo de apartar a los afectados del camino de la vida y la unidad.

Cualquier condición de muerte de nuestro espíritu o enfriamiento de nuestro corazón es una fuerte señal de que la crítica que hemos recibido es un ataque de la muerte. Este sitio web presenta hechos para corregir falsas acusaciones con la intención de ayudar a algunos a volver al camino de la vida. No debemos distraernos de la revelación central de la Biblia —el deseo de Dios de impartirse a Sí mismo como vida en el hombre— y no preocuparnos por quién está en lo correcto y quién en lo incorrecto. Esto en sí mismo es sucumbir a la tentación de Satanás de participar del árbol del conocimiento del bien y del mal. Debemos mantener ante nosotros el hecho de que sólo la operación de la vida del Hijo de Dios dentro de nosotros puede llevarnos adelante hacia la meta de la salvación completa de Dios (Ro. 5:10; Fil. 2:13; Ef. 3:20). Watchman Nee dijo:

Solamente la vida de Cristo y lo que resulta de esta vida prevalecerá contra las puertas del Hades. Todo lo demás no son más que formas disfrazadas de muerte y no pueden resistir los ataques de Satanás. Que el Señor sea misericordioso para con nosotros y que nos guarde de tocar muerte o traer muerte a la iglesia. Que Dios llene la iglesia con vida; y que Satanás no encuentre ninguna cabida para atacar la iglesia. (CWWN, vol. 44, 884-885).

Todo tipo de trato es con miras a restaurar o preservar a los santos en la línea de la vida. Lidiamos con nuestros pecados, las cosas que ocupan nuestro corazón, y las cosas malas que nos suceden para que nuestro crecimiento en vida no tenga obstáculos. Lidiamos con ofensas entre nosotros y otros para que cualquier barrera en nuestra comunión con el Cuerpo del Señor sea removida y permanezcamos bajo la bendición de vida en unidad. Cualquier tipo de disciplina ejercida por la iglesia para con los que pecan es con la esperanza de restaurarlos a la vida y de preservar a los otros santos en vida.

La conclusión es que no importa lo que haya sucedido en nuestra historia personal o en la vida de la iglesia, seguimos enfrentándonos a la misma elección básica: la vida o la muerte. El hermano James Lee dijo además:

Mientras Moisés les hablaba estas palabras, era como si Dios estuviera hablando directamente a los hijos de Israel. Moisés les decía: “Escojan la vida. Pueblo mío, escojan la vida. Consideren todas las cosas por las que hemos pasado, ya sean buenas o malas. Les he hecho un repaso de estas cosas y se las he presentado. Ahora ustedes tienen que tomar una decisión; tienen que escoger”. (James Lee, “La vida y la bendición bajo el gobierno de Dios”, Estudio de cristalización de Deuteronomio, págs. 375-376)

Nuestra más sincera esperanza delante del Señor y nuestra oración a Él es que los santos en Su recobro escojan la vida para ser los vencedores en esta era que le den al Señor una manera de cumplir el deseo de Su corazón y regresar.

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